domingo, 10 de junio de 2012

La ética del voto


En el blog de Jesús Silva - Herzog Márquez

Votar no es un acto éticamente trivial. No es escoger la ropa que uno se pone en la mañana o decidir la comida de un menú. John Stuart Mill sostuvo que el voto no era propiedad individual sino un patrimonio común que demandaba de los electores buenas razones para fundamentar su decisión. Al votar podemos mejorar o empeorar el gobierno y, en consecuencia beneficiar o perjudicar a la gente. Sobre ese tema Jason Brennan ha publicado recientemente Ética del voto.  Votar no es una obligación, sostiene Brennan, pero quien lo hace debe entender la responsabilidad que encierra su decisión. Votar bien es votar por la persona o la política que el elector considera razonadamente que actuará para el bien común. No vale que simplemente tenga buenas intenciones al votar, para que su voto sea éticamente válido es necesario que tenga argumentos sólidos para justificarlo. Se puede votar mal por 1) ignorancia; 2) creencias irracionales o 3) creencias inmorales.

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