martes, 13 de septiembre de 2011

El Problema con el mal

Del Blog de Jesús Silva - Herzog Marquez.

cbr, antiguo corresponsal de este blog que ahora publica en 

La Razón bajo el seudónimo de Carlos Bravo Regidor 

escribe sobre el problema de introducir el tema del mal en la discusión sobre la violencia en México: 


Porque “el mal” es una categoría que remite a lo absoluto, a lo ontológico, a lo inescrutable; una categoría que no admite reparos de orden mundano y que, por lo mismo, resulta muy atractiva para inhibir el desacuerdo. Y es que, como escribió Richard Bernstein a propósito del discurso de la maldad tras los atentados del 11 de septiembre de 2001 (El abuso del mal, Buenos Aires, Katz, 2006), la apelación a “el mal” puede fácilmente convertirse en un recurso político harto efectivo para simplificar problemas complejos, para invalidar ideas diferentes, para acallar a quienes piensan distinto y poner fin a la deliberación democrática. Así, cualquiera que disienta de la visión oficial sobre cómo luchar contra “el mal” puede ser tachado, como ocurrió con los críticos de la “guerra contra el terror” en Estados Unidos, y como ha ocurrido con los críticos de la “guerra contra el crimen organizado” en México, de apologista del enemigo.    
No es que sea inútil la reflexión moral. Al contrario. Ocurre, en todo caso, que hoy en día su utilidad pasa por considerar no sólo las causas sino también las consecuencias de nuestra manera de pensar los problemas.  
Que la discusión moral sea compleja no quiere decir que no merezca un sitio en la conversación pública. Que sea peligrosa tampoco es razón para rehuirla. Que algunos hagan trampav con las palabras no implica que debemos seguir esa ruta. Si nos hemos vuelto confiados y hasta arrogantes con el vocabulario y las herramientas de la política pública, valdría, como sugiere Tony Judt, recuperar lenguajes que nos hemos empeñado en olvidar. Creo que puede hacerse sin golpes de pecho ni maniqueísmos. Lejos de cancelar la discusión, podría reanimarla, colocando en el centro eso que sigue siendo el corazón de lo político: el desafío de la convivencia.

No hay comentarios:

Publicar un comentario